Jianmei Feng fue detenida durante tres días en la provincia de Shaanxi (centro oeste) y obligada a abortar por tener ya una hija de cinco años y no poder pagar la multa que el régimen comunista impone por tener un segundo hijo, explicó su marido, Deng Jiyuan, citado por el diario "Global Times".
Deng también alega que su mujer fue obligada a firmar un acuerdo para abortar y que lo hizo en contra de su voluntad.
Las acusaciones del matrimonio se contradicen con el comunicado emitido por las autoridades locales, que niegan los hechos, si bien el régimen comunista ha abierto una investigación sobre lo ocurrido.
Un responsable de la Comisión Nacional y de Planificación Familiar que no quiso revelar su nombre dijo que el organismo consideraba el asunto "serio e importante", y que la investigación estaba siendo llevada al "nivel más alto".
Aunque el suceso ocurrió hace dos semanas, las impactantes fotos de la madre y el feto se publicaron ayer en internet, y han desatado la indignación popular.
El caso acumula hasta 500.000 comentarios en las redes sociales, entre los que se encuentranlos del propio marido, Deng Jiyuan, quien afirmó que luchará "hasta el final" por defender su derecho: "No sólo es cosa de una mujer, sino de todos los niños chinos y sobre la libertad de nacer".
Los abortos forzados son muy frecuentes en China, el país más poblado del mundo con 1.340 millones de habitantes, que instauró a finales de los '70 una drástica política de control de la natalidad.
En general, los chinos en las ciudades solo pueden tener un hijo y los del campo dos cuando la primera es niña.
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